Prosa aprisa
Arturo Reyes Isidoro
El 14 de mayo de 2019 el entonces gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, anunció en forma sorpresiva que había llegado a un acuerdo con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por lo que habría “borrón y cuenta nueva” a la deuda histórica por 11 mil millones de pesos que 500 mil tabasqueños “rebeldes” tenían con la CFE y que además en adelante les aplicarían la tarifa más barata del país, la 1F.
Tres días después, el presidente Andrés Manuel López Obrador, de visita en Villahermosa, pidió a sus paisanos que pagaran el servicio pues él ya había cumplido con el compromiso de cancelar los adeudos. Esa fue una de las primeras acciones en el primer semestre de su gobierno.
Al día siguiente del anuncio de López Hernández, el entonces senador en funciones, Ricardo Ahued, pidió a la CFE que aplicara el mismo “borrón y cuenta nueva” para Veracruz por los adeudos de sus usuarios y que hiciera la misma reclasificación de tarifas eléctricas para los veracruzanos.
“Vamos a exigir el mismo trato para Veracruz, tuvimos varias reuniones de trabajo con deudores, campesinos y amas de casa que tienen problemas y que están solicitando lo mismo que Tabasco, borrón y cuenta nueva. Veracruz no es plato de segunda mesa, merece el mismo trato”, expresó en video difundido. Lo ignoraron. El presidente se mostró selectivo, discriminatorio.
El 6 de noviembre de 2020, varios municipios de La Chontalpa, en Tabasco, empezaron a sufrir una grave inundación, inducida, para evitar que se inundara por completo Villahermosa. El presidente López Obrador tomó esa decisión. Ofreció que ayudaría a sus paisanos. El 1 de abril ya de este año, cinco meses después, en otra reunión en la capital tabasqueña se comprometió a que la próxima semana, el 15 de septiembre, diez meses después, se terminará de reponer los enseres a los damnificados.
Hizo un recuento. Dijo que el apoyo a sus paisanos había costado 10 mil millones de pesos. Informó que de manera inmediata se habían entregado apoyos de 10 mil pesos en 235 mil hogares afectados, que se estaban reponiendo estufas, refrigeradores y otros enseres y que se no se avanzaba más porque las fábricas en el país no tenían tanta capacidad de producción. Ofreció otros datos.
El pasado 22 de agosto, Veracruz sufrió graves daños por el paso del huracán Grace. Tres días después AMLO vino a Xalapa y en la 26 Zona Militar anunció un censo de damnificados, casa por casa, para entregarles apoyos en forma directa. Comentó que no había “límite presupuestal” para ayudar a la población dañada. Prometió, pues, el oro y el moro.
Hasta ahora, afectados de la Huasteca, del Totonacapan y de municipios del norte del estado solo han recibido paliativos, y eso, apoyos de clubes de servicio, asociaciones empresariales, partidos políticos de oposición, autoridades municipales y del gobierno estatal, pero la situación sigue siendo grave y quince días después muchos servicios públicos no han sido restablecidos.
El sábado el diario El País en su edición de México y la revista Proceso (la edición digital empieza a circular desde el sábado) se ocuparon del problema, esto es, dimensionaron el problema tanto a nivel nacional como internacional. Las protestas públicas continúan y la situación está latente.
Presuntamente el presidente regresará al estado hasta la próxima quincena, un mes después, pero lo cierto es que hasta ahora su ayuda prometida está en el aire. Ya veremos si respecto a Veracruz actúa con la misma generosidad con que lo hizo con sus paisanos, o si nos vuelve a discriminar. Cómo nos falta ahora una voz como la del entonces senador Ahued, que reclame, que exija el mismo trato. ¿Se atrevería a hacerlo el gobernador Cuitláhuac García?
No hay que perder el optimismo, pero a AMLO y a su gobierno ya se le encimó otro problema: el que causó el huracán Nora en 44 municipios de seis estados del Pacífico, donde también hay miles de damnificados, aparte de que están pronosticadas más lluvias para el estado y no se descarta que puedan pegarnos uno o más huracanes de aquí a noviembre cuando termina la temporada de ciclones.
¿Indira y los Yunes, ultraderechistas?
El senador Julen Rementería ha estado en el centro de la tormenta por la reunión de un grupo de senadores del PAN con el presidente del partido español de ultraderecha VOX, Santiago Abascal, y le ha llovido más que suficiente en su milpa.
Sin embargo, no fue el único panista veracruzano que se exhibió en la foto. También estuvo en la reunión la senadora Indira Rosales San Román, la representante del grupo yunista de Boca del Río, quien ahora resultó que también es ultraderechista, ¿del Yunque?
El único de la familia que reaccionó fue el presidente municipal de Veracruz, Fernando Yunes Márquez, quien tuiteó: “El PAN necesita ser una derecha moderna, en nada sirve esto al partido”.
Retuiteó también críticas que hicieron columnistas y panistas contra Julen, y en otro tuit preguntó: “Alguna consecuencia a lo ocurrido ayer en el Senado @Acción Nacional O solamente el ridículo y el daño a la institución?
Pero nunca mencionó que la pupila y representantes de ellos, Rosales San Ramón, también está metida en el ajo, y ni él ni nadie de ese grupo o corriente se deslindó de su postura, como el PAN lo hizo con Julen, lo que supondría que los Yunes azules han resultado ultraderechistas. ¡Rediez!, como dirían los españoles. ¿Para ella pide también Fernando “alguna consecuencia”? ¡Jolines!
“Mi hermano”; AMLO, igualito que Fidel
El jueves pasado, al confirmar la renuncia de Julio Scherer como consejero jurídico de la presidencia de la república y despedirlo en su conferencia mañanera, Andrés Manuel López Obrador dijo de él: “Julio es como mi hermano, nos ha ayudado mucho”.
Antes, el 1 de abril pasado, durante una reunión de trabajo en Tabasco, dijo de su entonces gobernador Adán Augusto López Hernández, ahora secretario de Gobernación: “… es mi hermano”.
¿Les recuerda a alguien? A mí sí: a Fidel Herrera Beltrán. En campaña, pero sobre todo ya siendo gobernador, se refería a todos como “¡mi hermano!” o “¡hermano!”. El populismo de ambos es muy parecido. Tienen otros puntos de coincidencia: como gobernantes, kilométricos para hablar; el papá de AMLO era de Nopaltepec, de donde es nativo el Tío Fide, y ambos son de origen priista. ¡Ah! Y como gobernantes, proclives a decir mentiras.
En un año Cuitláhuac subió 20 puntos, según Mitofsky
¡Újule! Según la encuestadora Mitofsky, el gobernador Cuitláhuac García subió casi 20 puntos porcentuales de agosto de 2020 al mismo mes de 2021.
Según su clasificación, en agosto de 2020 tenía una aprobación de solo 32.7% y se colocaba en el lugar 30 de entre 32 gobernadores. Este año tiene una aprobación de 51.2% y en el ranking de gobernadores está ya en el sitio número 11, lo más alto que ha llegado.
No puede dejarse de anotar que, sin embargo, 48.4% está en desacuerdo con él, o sea, los veracruzanos casi están divididos por la mitad acerca de la gestión de su gobierno.
AMLO ya hizo ajustes en su equipo, ¿y Cuitláhuac?
Con el nombramiento de Adán Augusto López Hernández como secretario de Gobernación, el presidente Andrés Manuel López Obrador desató una serie de movimientos en su equipo, todos con la intención de reforzar la concentración de poder en sus manos.
Muchos se preguntan si en Veracruz el gobernador Cuitláhuac García Jiménez hará también cambios. Que se sepa, los tiene previstos desde que cesó en forma fulminante al entonces secretario de Desarrollo Agropecuario Eduardo Cadena Cerón, en junio pasado.
Adentro del gobierno a nadie le va a extrañar que un día cualquiera “renuncien” por motivos personales, de salud, por así convenir a sus intereses, etc., los secretarios de Desarrollo Social, Guillermo Fernández Sánchez, y la de Turismo, Xóchitl Arbesú Lago.
La información que se tiene es que ya cumplieron su ciclo o que no dieron los resultados que se esperaban de ellos. El gober va a ajustar y a apretar tuercas.